No hay solución alguna con este presidente del Gobierno que ha perdido la capacidad de liderazgo democrático y toda su credibilidad institucional. La crisis creada por el Gobierno socialista por su negociación con ETA es trágica. Reconstruir lo destruido es casi imposible con este presidente, que quiere minimizar sus daños. Las cesiones hechas por Zapatero a ETA son de tal envergadura, de tales efectos para el desarrollo de la democracia, que ni siquiera la convocatoria inmediata de unas elecciones anticipadas resolvería las profundas quiebras del Estado de Derecho.
No me importa, por el momento, que el comportamiento de este político con los criminales de ETA por un lado, y el nacionalismo por otro, sea tildado como "alta traición" contra la nación española o como una "ingenuidad bondadosa" de un hombre de paz. Nada de eso sirve para hacernos cargo de la tragedia que se cierne sobre los españoles. Lo determinante es que cualquier análisis de la situación comience reconociendo que el presidente de Gobierno se ha equivocado y, sobre todo, que no quiere rectificar. Es falso, como comenta su prensa, que cambia de política. No. Hará acciones determinadas y hechos concretos que parezcan "cambios"; pero no habrá transformaciones sustanciales del discurso, que es la cuestión determinante de la política democrática. Para Zapatero todo se reduce a populismo y propaganda. Engaños para ocultar su terrible fracaso y llegar con cierto respaldo popular a las próximas elecciones.
Sí, sí, todo indica que este hombre no quiere rectificar su política de negociación con el Terror. Por lo tanto, mientras no se reconozca esta cruda verdad, todos los comentarios y análisis son poco más que conceptos vacíos, o peor, propaganda a favor del culpable, e intuiciones ciegas, o sea, una manera sutil de aplaudir al Gobierno que nos ha llevado a un despeñadero institucional. Zapatero no sólo es incapaz de liderar su partido, gobernar España y reconstruir las instituciones que él ha dinamitado en este proceso de negociación con ETA, sino que no tiene voluntad de cambiar su política antiterrorista. Seguirá buscando acuerdos con ETA, según se desprende del primer comunicado y de las siguientes declaraciones en el Senado, porque él sólo quiere "ver la paz", o sea, seguir negociando con quienes nos matan.
He ahí el núcleo de la tragedia. El proceso de negociación con ETA está roto definitivamente, porque a ésta le ha convenido, pero ahora entramos en una nueva fase de esa ruptura que, si ya había sido larga desde el 30 de diciembre pasado por voluntad del Gobierno, ahora será la principal baza de Zapatero para manipular a la opinión pública y excluir definitivamente la alternancia democrática. Zapatero, a pesar de que "ETA ha decidido actuar en todos los frentes", hará como si fuera posible seguir negociando con una banda de criminales que ya no le concede ningún crédito. Aunque Zapatero no soporta que ETA le diga que su talante se ha convertido en "fascismo", y aunque ETA siga matando, el Gobierno seguirá, de acuerdo con la doctrina escrita por Eguiguren, intentando negociar con ETA. Esta es la otra parte de la tragedia que vive hoy España: una búsqueda ansiosa y desesperada de algún tipo de "legitimidad" de un presidente de Gobierno ante ETA. Zapatero busca que ETA no lo compare con cualquier otro gobernante de España. Por eso, gesticula con tono "prepotente" que está dispuesto a abrir un nuevo proceso que nos conduzca a la paz.
Entramos, sí, en una etapa terrible para la democracia española. Por un lado, el Gobierno hará gestos inmediatos de cara a la galería, por ejemplo, vuelta a la cárcel de quien el Gobierno ya ha convertido, como quería ETA, en un "prisionero político", o peor, de "guerra", detenciones de etarras, persecución con toda la retórica judicial posible de gentes como Otegi, manipulación de la información, juegos sucios con la oposición, búsqueda de "unanimismos" de boquilla para enfrentarnos al terrorismo, etcétera... Pero, por otro lado, nos encontraremos con los tonos tabernarios y chulescos de quien está sólo ante el peligro de ETA, él lo ha intentado y lo sigue intentando pero dirá con enfado fingido que nadie le ayuda. Zapatero no ha dejado ni dejará de culpabilizar del fracaso del pacto con ETA al PP, a las víctimas del terrorismo y a la sociedad civil, que siempre se opusieron a ese "proceso de paz" que ETA llama de negociación para alcanzar la autodeterminación del País Vasco y Navarra.
Zapatero lo intentará todo, excepto reconocer su equivocación. Precisamente, por eso, porque cualquier cosa será buena para el presidente del Gobierno para minimizar su responsabilidad, pido su dimisión. Sí, pido la dimisión de Zapatero no tanto porque sea un ser depravado o un traidor a su patria, algo que mis capacidades morales no me permiten juzgar, sino porque no quiere rectificar. Alguien que se cree siempre en posesión de la razón está en las antípodas del político responsable. Zapatero está demostrando sobradamente que carece de capacidad, en verdad de educación, para mirar de frente, como diría Weber, las realidades de la vida, soportarlas y estar a la altura.